V Nacional pre 60 del Veterans MC Villaviciosa de Odón
Un rally de turismo, de unos 500Km a lo largo de un fin de semana, abierto a motos de fabricación española anteriores a 1960. Una verdadera aventura para las motos de nuestros abuelos, que deben recorrer puertos, subidas, bajadas por los paisajes más bonitos del país, cada año en una zona distinta.
El V Nacional Pre 60 ha tenido lugar los días 30 de septiembre,1 y 2 de Octubre. Este año se eligió un recorrido bastante duro, con muchos puertos, algunos de ellos con el suelo no en las mejores condiciones, en una de las zonas más bonitas de Extremadura: Las Hurdes. 54 participantes inscritos que han llevado al evento un total de 81 motos: con estas "abuelas" no está de más llevar un par de ellas para asegurarte terminar los tres días.
Las tres etapas del rally han sido circulares, con salida y llegada en el mismo hotel, la Hospedería Hurdes Reales. La primera etapa, seguramente la más dura de las tres previstas tiene un recorrido de 200 kms, con un final cuesta arriba, difícil de superar para algunas de nuestras motos. A la salida, los grupos que se han formado van saliendo a partir de la 9,30 h. siguiendo el detallado rutómetro y con la confianza que da llevar vehículo de asistencia con dos motos previstas para sustituir a las averiadas que resulten difíciles de reparar en la carretera. Como siempre, el Veterans MC contó con el apoyo de una marca, en este caso la española Macbor, que aportó dos Eight Mile 500 para cumplir esta función de motos de sustitución. Primera avería: Martín Ortiz; su Lube NSU 250 del 57 rompe a tan solo 13 Kms. de la salida, con graves problemas de compresión. Pero para tensar más la situación de la asistencia, al minuto siguiente la Impala de Jesús Sánchez “Bolita presenta problemas en el carburador: la boya tiene un poro, se llena de gasolina y ahoga el motor. Habrá que esperar a que Rafa Soladano, que viene de viaje traiga el recambio necesario para volver a ver la Impala del veterano piloto de TT y trial en marcha. Aprovechando que estamos cerca del hotel se devuelven esas dos motos averiadas al parking y Martin retoma la ruta con la Rovena 250 de Álvaro Montelay. Miguel Sánchez, hijo de Jesús, cede la Bultaco 155 que lleva a su padre para continuar el con una de las Macbor.
Los demás grupos marchan sin problemas por delante. Algunas interpretaciones erróneas del rutómetro llevan a alguno a despistarse de la ruta prevista, pero todos vuelven a la misma sin mayores problemas y, como es habitual en el Pre 60, algunas pequeñas averías se van resolviendo sobre la marcha. En el duro puerto de Honduras la Sanglas 350 del 58 de Luis Aliaga y María se rinde, con un problema de carga de batería, seguramente uno de los puntos más flojos de estas motos. Pero mientras bajamos la otra Macbor para sustituir esa Sanglas, se presentan Eduardo Gutiérrez y Lola, exhaustos, empujando la Ossa 150 que un kilómetro más abajo les había gripado. Al final, la preciosa OSSA comercial sólo ha sufrido el clásico "enganchón": seguramente un rectificado con tolerancias muy justas y un tanto de escasez de aceite en la mezcla llevan a estas cosas. Conseguimos arrancar la Ossa y Eduardo continua la subida el solo; Lola sube en la asistencia para, una vez en la cumbre, continuar los dos sobre la OSSA. Pero esta moto, a pesar de una restauración estética muy lograda, arrastra una fuga de gasolina por fisura en el depósito. También en esta complicada subida nos encontramos averiados a Francis y Lourdes con un problema de embrague (el cable se ha salido de la guía inferior) que se soluciona rápidamente.
Los grupos siguen rodando pero llegan al hotel algunas motos ya muy tocadas: habrá que darlas un repaso a la noche, después de la cena; otra de las costumbres ya de este rally. La Lube NSU de Martin se la da por "difunta", con ese problema de compresión que hace imposible de reparar sin recambio en el parking del hotel. También la MV 150 de Pedro Martin, con un problema eléctrico que la hace ratear se quedará al día siguiente en el hotel; la OSSA de Eduardo, que ha llegado, pero que sigue dando síntomas de querer engancharse cada pocos kilómetros y la precisosa y antigua Lambretta "Patinete" de Asún y Jesús, cuyo depósito de gasolina ha comenzado a tirar el contenido.
La segunda etapa se inicia con dos de las pruebas que darán derecho a trofeo: Prueba de puesta a punto y ralentí. Las 22 motos en mejores condiciones pasan a la final, donde deben arrancar a la primera patada. De estas, el jurado clasifica para la final a 7 y entre estas se eligen las 3 que mejor ralentizan, a juicio del jurado. Gana la prueba la impecable Elig, con el famoso motor Hispano Villiers, en versión 200, de la colección de Álvaro Montelay. Segundo lugar para la Roa de Francisco Rincón y tercera en el podium la Lube NSU de Sylvie Oteiza.
La siguiente prueba es la de "Regularidad”: los participantes deben hacer un recorrido determinado en un tiempo dado a un promedio de unos 10 km/h: gana Eduardo Gutiérrez con Montesa, quedando segundo Vicente Aleixandre con su Lambretta y tercero José Luis Izaguirre con Rovena. Hoy el recorrido, aunque largo, no es tan duro como el día anterior y solo hay que sustituir por avería la Bultaco Tralla 101 de Francisco Delgado subirá al carro de asistencia y continúa con una de las Macbor. Como se rueda sin grandes problemas y cunde hacer kilómetros, los grupos van parando con frecuencia para visitar los pueblos y monumentos típicos del entorno. Finalmente, a la noche y antes de la cena se hará la tercera de las pruebas del Veterans: la de Conocimientos Históricos, que cada año se pone más difícil. Gana Álvaro Montelay con 14 aciertos, demostrando que es un verdadero especialista en la historia de nuestra motos, en apretada pugna con Carlos Quijano, segundo con 13 respuestas acertadas y tercero Joaquín García con 12 respuestas correctas de las 20 preguntas propuestas.
La etapa del domingo, tercera y última, resulta a estas alturas bastante más fácil de rodar. Solo 108 km y ya con la criba de los días anteriores, donde las motos más débiles se han quedado. Se hace rápido, sin prisas pero conscientes de que hay que estar en el hotel a las 14.30 para la comida de despedida. Todas las motos terminan sin problemas y tan solo Juan del Rio, al no llevar rutómetro, se pierde y, por ello, se queda sin gasolina, por lo que la asistencia tiene que ir a buscarlo fuera de ruta.
De esta forma el V Rally Nacional Pre 60 tocaba a su fin, con todos los participantes encantados por la experiencia vivida: volver a hacer rodar estas joyas de nuestro propio pasado resulta un placer y un orgullo y recorrer paisajes y pueblos tan impresionantes hacen de este rally, una vez más, uno de los más divertidos y agradables del panorama nacional de las motos clásicas.
Fotos cedidas por los participantes
Texto Segundo Alonso