DKW F 89 L: Acierto Mayúsculo
En noviembre de 1932, para dar cumplimiento a la ley sobre limitación de peso de los bólidos y otras cuestiones, el ingeniero Ferdinand Porsche diseñó un auto para competiciones de altura. Aquella idea llamó la atención a algunas marcas alemanas que se agruparon con el nombre de Auto Unión (Audi, DKW, Horsch, Wanderea), cuyo común emblema serían los aros olímpicos. El acierto fue mayúsculo. DKW ya era conocida por su fabricación de motos y automóviles. Sus orígenes se remontan a 1908, desde donde arrancan sus siglas.
En 1949 se produjo la primera DKW del modelo F 89 L en Alemania. La cadena de montaje de IMOSA (Industrias del Motor, S.A.), en España, sacó las primeras unidades de esta furgoneta en 1954, con motor de 2 cilindros y 2 tiempos, al precio de 125.000 pesetas (la plataforma) y 130.000 pesetas (la combi). El 17 de noviembre de 1950, sería constituida en la Ciudad Condal la aludida firma, o razón social, Industrias del Motor, S.A. (IMOSA), la misma que con el tiempo se convirtió en MEVOSA, con un capital inicial de 5 millones de pesetas. En 1951, el empresario Echevarría visitó la factoría alemana “Auto Unión”, consiguiendo al año siguiente la licencia para la producción en España de la F 89 L de DKW (producto algo endeblito, tipo “aunque la mona se vista de seda...”), instalándose la factoría en Álava. En 1955 salió de la cadena la furgoneta 1000, teniendo múltiples usos, pues la emplearon también policías municipales, bomberos, Cruz Roja (en ambulancias), la firma Firestone, fábricas de galletas, y uso doméstico (para familias numerosas). La nueva empresa se espabiló tanto que en poco tiempo ofreció hasta 16 versiones diferentes de la furgoneta, que en 1960 contaba en España con 500 talleres y 25.000 unidades del producto.
La velocidad de esta furgoneta era de 70-80 km/h, motor de 2 cilindros, 700 cc, 22 CV a 4000 r.p.m., tracción delantera, 1126 kilos de peso y una carga útil de 750 kilos. Los 22 CV de potencia hacían eternas las subidas de pendientes (sobre el significado de la “S” delantera, a la altura del parabrisas, decían algunos de sus conductores, socarronamente, que la “S” quería decir que “era Special para las cuestas arriba”). Su uso abarcaba infinidad de actividades industriales y comerciales, como reparto ligero, coches taller, microbús hasta para 8 personas (por cierto, el modelo más elegante de la gama), encarnado en sus hasta 16 versiones, como la -tal vez más habitual- “Kombi” (combinación para carga y paseo), o con caja posterior abierta (pick-up). La versión F 800 S aparecería a principios de los años 60 del siglo XX, refrendándose su expectación esperada, y revalidándose inmediatamente su excelente acogida en todos los sectores.
La furgoneta fue empleada en múltiples actividades de muy diversos sectores, públicos y privados, que eran fieles a la marca y el modelo (la realidad era que había poco donde elegir...); implantándose, como ya se dijo, la F 800 S, versión que apareció en 1960 con 2 CV más de potencia, así como con modificaciones delanteras en capó y parrilla, así como aumento en su capacidad de carga de 50 kilos más.
Un producto exclusivamente español sería la DKW F-1000 del año 1963, con proyección europea a varios mercados, renovada completamente, preciosa en todas sus versiones, por cierto; no teniendo nada que ver con su antecesora, porque sería renovada completamente. Las primeras en aparecer en el mercado eran en versión gasolina, a las que le siguió, casi sin pausa, la versión diésel, cuyo éxito no se hizo esperar.
Francisco Glez. Del Piñal Jurado