El Abuelo y las Condesas

Soy lector habitual de Autofoto, y sentí una gran satisfacción al ver en la foto principal de la página 44 de la revista de octubre, un simpático pick-up modelo Condesa que en realidad no lo es. El propietario parece estar muy satisfecho de su compra, yo también. Pues ese cochecito forma parte de una trilogía, el cumplimento de un viejo proyecto de creación personal mía, por extraño que pueda parecer. Todo tiene un sentido y razonamiento. Jubilado de Francia (por lo que ruego disculpen mis extrañas expresiones en español), por miedo al aburrimiento imaginé una actividad que ocupase mi tiempo y al mismo tiempo rendir homenaje al talento de Thomas Wadström, inventor de la Condesa.

“Los talentos no mueren, están dormidos”.

Este proyecto mío consiste en realizar tres de estos vehículos. Dos ya están terminados, el dicho pick-up bautizado "Les copains d'abord" en español “Los amigos primero" una berlina hermana gemela bautizada Red Lady y la tercera, que tiene de nombre Blue Lady, que está a punto de ser acabada. Sin duda alguna será la más bonita y con ella terminará la larga historia de mis restauraciones, pero fue un verdadero placer constatar que con pocos medios y mucha tenacidad se pueder hacer grandes cosas, casi resucitar a los muertos.

Se podría considerar esta trilogía como el reposo del viejo soldado que considera que el mítico 2CV demostró una vez más que esta rústica mecánica puede conducirte hasta el final del mundo.

Mi vida profesional transcurrió en Francia. Desde joven fui socio de un activo club de 2CV. En 1990, con el fin de añadir un vehículo atípico al Club pensé en una Condesa, cosa que no fue fácil de encontrar en buenas condiciones, pero finalmente encontré una perla rara con tan solo 7000 kms. Puedo asegurar que funciona muy bien. Me decidí ir a por ella, y los 1700 km que separan Alicante de París, los hice en tres etapas.

Durante un tiempo, en cada concentración a la que iba, esta pieza recibía toda clase de elogios. Desde su eternidad, Thomas Wadström, inventor de este modelo, debe sentirse muy orgulloso. Unos años después en una concentración a mi gran extrañeza apercibo una silueta insólita. Se trata de un cochecito muy similar al mío. Felicidades dije yo, su Condesa es magnífica. “Muchas gracias, pero no es una Condesa, es una Alveras”. Para información los que desconocen este modelo, la Compañía Balear de Automóviles con sede en las Baleares fabricó unos 200 ex. Esta sociedad convertida más tarde en Clásicos Canarios que fabricó unos 40 ex en los años 90 se creó la marca Alveras "Bélgica" con una producción muy escasa. Estas tres firmas escribieron la crónica de un fracaso comercial anunciado. De este encuentro fortuito obtuve una información extraña e increíble que me conduce al centro de Bélgica. Un comerciante en automóviles se quedó con los sobrantes de Alveras, llegué demasiado tarde. Solo quedaban 3 carrocerías y algunos elementos sueltos.

De manera simultánea comencé el montaje de 2 coches que duró varios años, pues en esa época todavía estaba trabajando. La hora de mi jubilación llegó, también el momento de separarme de mi primera Condesa. Un coleccionista del Sur de Francia se la lleva, desde entonces ya son más de 200 parejas de enamorados que se juraron amor eterno sentados en la Condesa. Con todos mis enseres me instalé en España y en breve quedé corto de espacio por las nuevas incorporaciones Una Condesa Canaria en lamentable estado necesitaba tratamiento de urgencia, ocupando bastante tiempo y vaciando mis bolsillos. La tercera Condesa ya está muy avanzada y con ella quedará definitivamente concluida esta rocambolesca aventura comenzada en 1983.

Recientemente también me llegó una maltrecha Condesa Furgón. Dentro de poco recuperará su nombre inicial "Don Furgon". Os muestro también algunas fotos de un periplo que realicé en solitario en 1992. Hice París-Pekín-París en un 2cv, y repetí en 1994 haciendo París-Abur Simbel (Egipto)-París.

Y con esto os termino de contar mi relación con estos cochecitos, que son capaces de embarcarte en una aventura que probablemente no termine nunca.

Agradezco a Autofoto que haya dedicado unas líneas a mis récitos, y les deseo una buena lectura.

Jaime Francés