El Garaje Clásico de... Don Antonio Hernández Rodríguez
A quien no le infunda respeto el arte de saber disfrutar la vida con lo que se tiene, cuidándolo y manteniéndolo, quizás no sepa que el tiempo y las oportunidades entran dentro de un limitadísimo espectro del mismo, y si dentro de todo lo que pudiésemos poseer y disfrutar, está la pasión por los vehículos clásicos y tuviéramos la posibilidad de gozar de alguno de ellos, don Antonio Hernández Rodríguez, sería uno de los aspirantes a ese dichoso grupo de privilegiados, pues hoy en día, aprovechando sus dorados años de jubilación vive, comparte y disfruta con su familia y amigos de esta sana afición por los clásicos, cultivándola desde hace muchos años. Gran aficionado a los 600, ya que ese fue su primer vehículo en los 60’s. Hoy en su garaje conserva dos de ellos, ambos de color blanco, uno chicharrero y el otro ilerdense, con puertas suicidas.
El primero TF-64391, fue restaurado integralmente, pues su estado dejaba mucho que desear, ya hace aproximadamente 35 años, no recuerda ni el tiempo que tardó, ni el dinero que gastó en dejarlo como salido de fabrica, de ahí que sea quizás al más cariño que le tenga y también quizás con el que más ha disfrutado, pues me cuenta Don Antonio, que de entre todos los momentos de satisfacción, el mayor fue el verano del 2015, pues junto a su esposa viajó a la península, con otros tres amigos y sus parejas, sus respectivos 600 y durante dos semanas recorrieron parte de Andalucía y el Algarve Portugués.
Para seguir con SEAT, aunque perdiendo el orden de llegada a su garaje, vamos a descubrir su última adquisición, que su esposa se encarga de usar diariamente y compartirlo con sus nietos, me dice que va de maravilla y que por el momento no quiere otro por muy moderno que sea, se trata de un Panda 40 matriculado en agosto de 1986, supongo que en sus postreros tiempos de licencia Fiat, pues al año siguiente ya solo sería Seat y ese modelo sería Marbella. Su estado es perfecto tanto su espartano interior como su cuerpo y motor, nunca restaurado, quizás solo mejorado y siempre en garaje .
A pesar de que este coche no tenga mucha relevancia en su colección, no quise obviarlo pues considero que su conservación y uso, dice mucho de la sensibilidad de la persona que lo atesora, independientemente de marcas, modelos o exclusividad, pues pienso que todo coleccionista, consciente o inconscientemente, contribuye con pruebas empíricas de la historia, regalando a los demás recuerdos por lo general de felicidad en tiempos pasados con familia y amigos, museos gratuitos al aire libre, sin pagar entrada al túnel del tiempo.
Continuando con los clásicos populares, llama la atención un Mini matriculado en enero de 1976, un autentico AUTHI (Automóviles de Turismo Hispano Ingleses) mod. ADO 20/25 de luxe, de los fabricados en Pamplona, según rezan en sus chapas identificativas, cuidadísimo hasta el mas mínimo detalle. Fue rescatado de un desguace, después de muchos años abandonado en la calle, su antiguo propietario se puso en contacto con nuestro protagonista proponiéndole un trato, un compromiso entre caballeros, donárselo a cambio de su restauración, pues prefería el rescate por otra persona y alguna vez verlo circulando, a perderlo definitivamente en alguna chatarra, y así fue, pues los tratos hay que cumplirlos .
Pasamos ahora a un soberbio Opel Comodore GS 2500cc. coupe con techo de vinilo, comprado con apenas 7.000 kms y matriculado en 1970. Quizás estaría mejor dicho adquirido a través de un acertado trueque, de su 1430 también casi nuevo, pues en aquellos años la gasolina casi duplicó su precio y mantener un 6 cil. para uso diario no era muy rentable y así ambos propietarios quedaron satisfechos con el trato, uno en la práctica y económica rentabilidad y el otro en el pedazo de haiga que un joven de poco mas de 20 años jamás soñó tener. 48 años después, este precioso Opel sigue siendo de su propiedad, un niño mimado original en todos sus detalles. Para el final dejamos un súper icono de la automoción gala, apodado “el sapo” o “el tiburón” un diseño futurista del italiano F. Bertoni y una tecnología innovadora para su época, un coche que hoy en día sigue siendo una belleza donde quiera que vaya, se trata de un Citroën DS Super 5 matriculados en mayo de 1974.
La primera vez que lo vio, fue hace 15 años aparcado y con un letrero de “Se vende”, y ni caso le hizo, pues era tal estado de deterioro que no valía la pena ni siquiera mirarlo, pero una de sus hijas insistió tanto, que terminó viendo alguna posibilidad de rescate, llegando a un acuerdo con su propietario, terminó en su garaje, comenzando el calvario de su restauración, buscando repuestos en Holanda y Francia, tardes enteras con los amigos... Pasaron 4 años para poderlo tener en tan óptimas condiciones y con todo lujo de detalles. Hoy en día no se arrepiente de nada, pues fueron momentos que no se podrían pagar con dinero, solo con la recompensa y la satisfacción de un buen trabajo realizado, que ahora toca disfrutar.
Termino dando las gracias a este amable Sr., socio fundador del Club Clásicos del Norte, también fundador y ex-presidente del Club Amigos de Tenerife del 600, ex-motero, y que hoy nos ha mostrado su garaje, de una manera amable y con una amena conversación, de la cual disfruté mucho, no solo por su memoria tan prodigiosa, sino también por la pasión en describir su vida unida a los clásicos, y de cómo en su tiempo libre junto a su esposa, sabe disfrutar con ellos.
Texto y fotos: Lorenzo Suárez Dorta