Madrid despide el año con una marcha reivindicativa
La misma salió de Valdebebas y recorrió varios tramos de la M-40, y calles de Hortaleza, Canillas, Canillejas, Ciudad Lineal, La Elipa, Moratalaz, Vallecas, pasando por el puente de Ventas y finalizando frente a la Asamblea de la Comunidad de Madrid, sede del gobierno regional que tanto dice defender a los madrileños y la “Libertad”.
La entrada en funcionamiento de la nueva fase de la Zona de bajas emisiones “Madrid ZBE” (Madrid Total) de 604 km2 supone que desde el 1-1-24, unos 440.000 turismos de residentes en la Comunidad de Madrid que no pagan el IVTM en la capital no van a poder circular por ninguna vía pública urbana de titularidad municipal del municipio de Madrid, con las dificultades que esto va a suponer para llegar a centros de trabajo, hospitales, colegios, guarderías, clínicas veterinarias, comercios, talleres, hostelería, etc...
Esto supone realizar una triple discriminación en los criterios de acceso y circulación: entre propietarios de turismos y de otros vehículos; entre personas que pagan el IVTM en un municipio y los que no lo pagan; y en función de la antigüedad del vehículo.
Todos estos vehículos se van a derivar hacia autopistas como la M-40 o M-50 aumentando el tráfico y los atascos, y por tanto provocando más contaminación, más kilómetros recorridos para llegar al destino y más gasto en combustible, o en otros casos a un mayor uso del transporte público, que no está preparado para absorber al 62% de dichos conductores (272.000 personas) que son los que estima el ayuntamiento que tendrán que usar el transporte público, todo dentro de una situación de inflación y crisis económica donde muchas familias no pueden renovar su vehículo. Para muchos autónomos su vehículo es imprescindible para desarrollar su trabajo, y para muchos asalariados es necesario para poder desplazarse en un tiempo prudencial a su trabajo. Estas restricciones al uso del vehículo privado suponen además cientos de horas perdidas de nuestras vidas al año, en las que se pierde conciliación familiar y tiempo personal. Y el tiempo amigos, no tiene precio y no puede recuperarse.
Es interesante recordar que los vehículos son de personas, que muchas viven fuera de núcleos urbanos y necesitan ir a trabajar. No todo el mundo puede ir a trabajar en transporte público porque no todo el mundo vive en lugares con autobuses, metro o cercanías a una distancia y con horarios razonables, y el plan de crear aparcamientos disuasorios en la periferia por parte del Ayuntamiento (gobernado por el Alcalde que iba a acabar con Madrid Central y eliminar las restricciones) lleva años paralizado.