¿Y a ti, cuándo te han dicho que volvían?
Pues eso no es nuevo. Simón me hablaba apretándose a mí con las manos en el volante cuando subiendo aquel Puerto del que no recuerdo su nombre, cargado con las ilusiones de verano de la familia, yo sufría y sudaba. Me animaba, me refrescaba. Por ahí viene. ¿Quién? El que se lleva nuestras piezas....