El Rolls-Royce “Salón del Trono de Versalles”
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John Barnett, tuvo la idea de utilizar una silla de manos de María Antonieta, que se había encontrado en el Museo Victoria y Albert, como modelo. El resultado fue una confección más espectacular, que se asemeja más a la sala del trono en Versalles que al interior de un coche. En su día, el Rolls-Royce costó 6.500£, de los cuales se habían gastado 4.500£ en el interior (en esa época, 500£, eran suficientes para comprar una casa).
Los artesanos de los famosos fabricantes de alfombras, Aubusson, en Francia, pasaron nueve meses trabajando en una tapicería para los asientos traseros a un coste de 500£. El coche vendría a ser conocido como el Fantasma del amor (The Phantom of Love), querubines desnudos ocuparon un lugar destacado en el interior, apareciendo en las escenas pintadas en el techo. La iluminación está apoyada en las esquinas traseras y también otra adicional se ocultó detrás de la cornisa tallada y dorada del techo. Un mueble-bar arco de frente, asientos laterales plegables, armarios a cada lado. Un pequeño reloj francés y dos jarrones de porcelana francesa que contienen flores de metal y esmalte dorado. Y en honor al origen francés de la familia Gasque, Barnett diseñó un escudo de armas de imitación a petición de su cliente, que se aplicó a las puertas traseras.
Lamentablemente, Clarence murió en 1928 y en 1937 Maude - que vivió hasta 1959 – dejó el coche almacenado. Lo vendió en 1952 a la conocida coleccionista de autos Rolls-Royce, Stanley Sears, y posteriormente pasó por las manos de entusiastas en Japón y los EE.UU. antes de regresar al Reino Unido y a su propietario más reciente.
Ahora, “El Fantasma del amor”, uno de los más famosos y de los mejores ejemplos del arte y la artesanía aplicada a un automóvil, saldrá a subasta.