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Innovador, moderno y extremadamente confortable, viajar en un Citroën CX era casi como volar

28 Abril 2022 // Historia

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Citroën tiene una rica historia de más de 100 años plagada de éxitos mundiales, coches excepcionales y soluciones tecnológicas que merecen ser recordadas. Entre los modelos más icónicos e innovadores destaca el CX, un vehículo “Made in Spain” fabricado en Vigo, que es una de las grandes joyas de la marca, caracterizado por una línea elegante y aerodinámica que todavía hoy resulta moderna.

El Citroën CX era un coche del segmento E, fabricado por la Marca entre 1974 y 1991. Presentado en el Salón de París de 1974, se mantuvo como el tope de la gama de Citroën hasta la llegada del XM en 1989.

La presentación a la prensa del CX mantuvo el tradicional estilo Citroën, con un primer coche listo en el mes de julio de 1974 pintado en un sugestivo color arena y con unos interiores en terciopelo de color caramelo con el que se realizaron las primeras fotos. Pero no fue el único ya que ese verano se le unieron otros 27 CX que, transportados en cuatro camiones, fueron trasladados desde las instalaciones de la marca en París y con total discreción hasta los alrededores de Gällivare, en el Círculo Polar Ártico, en Laponia. Los CX de color arena eran versiones 2000 mientras que los 2200 (algunos de ellos equipados con el Di.Ra.Vi.) tenían una carrocería metalizada en color Blue Delta con un interior verde azulado.

Y fue así como un Jacques Wolgensinger (director de relaciones públicas de Citroën) particularmente inspirado (fue el ideólogo de los grandes raids en 2CV) acogió a 400 periodistas de 13 países divididos en grupos de 50 que llegaron en avión hasta Laponia donde pudieron admirar el nuevo Citroën y probarlo en carretera en un recorrido de 420 km: un éxito anunciado gracias al silencio en el interior del habitáculo, al confort de conducción y, no menos importante, a un consumo contenido.

El 26 de agosto los últimos periodistas abandonaron Gällivare y para devolver a casa los 28 CX después de una presentación tan excepcional se realizó un evento dentro del evento consistente en que 25 jóvenes que previamente habían participado en el Raid África (realizado con los 2CV) se trasladaron a Laponia para dar vida al “Raid Ártico”: 3.400 Kilómetros en CX 2000 y 2200 del Círculo Polar Ártico hasta París. El 1 de septiembre de 1974 los 28 CX desfilaron por los Campos Elíseos hasta el famoso salón Citroën del número 42 dónde quedaron expuestos y rápidamente rodeados por una multitud de curiosos.

Jacques Wolgensinger concluyó la exitosa presentación en el Salón de París donde el CX supo conquistar asimismo el aprecio del Presidente de la República Valéry Giscard d’Estaing.

Desde entonces, el Citroën CX, en su versión especial Prestige con la batalla alargada y techo de vinilo, dotado del máximo confort, adaptado para la conducción con chófer y en algunos casos blindado, fue utilizado en la flota de la Prefectura francesa y entró a formar parte del parque automovilístico del Elíseo como coche de representación y vehículo presidencial. En 1995, con el CX ya fuera de producción desde hacía algunos años, Jacques Chirac, elegido jefe del Estado, realizó el desfile habitual después de su elección a bordo de un Citroën CX Prestige.

Su coeficiente de penetración aerodinámica, inédito en su época, era de 0,35. De ahí precisamente provenía el nombre de CX. Fue el primer modelo de la Marca en disponer de un motor transversal. Estuvo disponible con motores de gasolina, diésel y turbodiésel y se convirtió en el diésel más veloz del mundo. Tenía la exclusiva dirección “con retorno asistido” Di.Ra.Vi. (“Direction à Rappel asserVi”), desarrollada por Citroën y asistida por la bomba hidráulica que alimentaba la suspensión hidroneumática. Ingenioso e innovador, el sistema Di.Ra.Vi. fue desarrollado por Paul Magès.

El CX conseguía combinar una línea elegante y aerodinámica con la mejor tecnología Citroën de la época a partir de la suspensión hidroneumática y del ya citado Di.Ra.Vi., sistema de dirección con retorno asistido, qua al soltar el volante e incluso con el vehículo parado, accionaba automáticamente la suspensión para volver a dejar las ruedas en línea recta. Era un Citroën con un concentrado tal de innovaciones que su slogan resaltaba precisamente esta característica con: “Silencio, se vuela” y “CX. Igual que volar”.

Orientado a la eficiencia, con un CxS de 0,709, el CX era un coche muy rápido capaz de alcanzar los 220 km/h en su versión de serie más potente: el CX 25 GTi Turbo de 1984.

El Citroën CX fue elegido Coche del Año en Europa en 1975 (el segundo Citroën después del GS en 1971). También en 1975, en febrero, ganó el Premio de la Seguridad y en el Salón de Ginebra, en el mes de marzo, recogió el prestigioso premio Award Style Auto gracias a su diseño de vanguardia. Además, consiguió numerosos premios en diferentes países de todo el mundo sobre todo gracias al limpiaparabrisas de un solo brazo, a la tracción delantera, a la suspensión hidroneumática, a las llantas de aleación ligera y al techo de vinilo.

El diseño exterior, con una línea fluida y aerodinámica, nació del lápiz mágico de Robert Opron (padre también de los SM, GS y AMI 8). Una de las particularidades del Citroën CX era una sorprendente luneta trasera curva perfectamente integrada en estas líneas igual que su maletero sin portón pese a su silueta de dos volúmenes.

Por otra parte, Michel Harmand sorprendió a todos con su bellísimo diseño interior. Entre las peculiaridades del CX destacaban una increíble instrumentación, denominada “lunule”, con líneas ahusadas y que reagrupaba, de manera muy visible en el ángulo de visión del conductor, todos los elementos de información, incluido el innovador velocímetro iluminado de tambor giratorio que destacaba por su facilidad de lectura. Con la “lunule” se eliminaron las habituales palancas de los mandos secundarios cómo el encendido de faros, el intermitente, el claxon y los limpiaparabrisas. Todas estas funciones se desplazaron a dos “satélites” situados a derecha e izquierda del volante y que concentraban estos mandos: además de tener una ergonomía que los convertía en fácilmente accionables utilizando únicamente los dedos pulgares, estos satélites permitían conducir el vehículo sin tener que apartar nunca las manos del volante, que en la mayoría de las versiones del CX tenía asistencia de dirección incluso en la fase de retorno con el coche parado y de realineamiento después de curvas y adelantamientos.

Casi un millón de unidades se vendieron en todo el mundo durante los 18 años en que estuvo en producción (1974-1991).

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