El Renault 8 de Alfredo: trabajo que se disfruta

Tenía mucho trabajo por hacer, ya que estuvo parado desde el año 1992 hasta que lo compré en verano de 2016. Empezamos por desmontar todo el coche, lo primero que se hizo fue reconstruir el motor por completo y la caja de cambios, se pusieron todos los sinecblocks de brazos, estabilizadoras, etc.

Luego empecé con la carrocería, que no estaba tan mal como creíamos. Se sacaron estribos, se reemplazó toda la chapa oxidada y se le dio un tratamiento anti corrosión. Una vez estaba la carrocería pintada y con el protector anti gravilla en los bajos, se procedió a montar toda la mecánica y poner en marcha el motor. Después, se repararon capó, puertas, portón, etc., cortar y soldar todos los óxidos y de nuevo darle protección anticorrosiva. Se masillaron las imperfecciones y se lijaron a taco al igual que la masilla a pistola, y todo alisado a mano.

Después de 2 años de restauración, por fin entró a pintura, para la cual se utilizó su color original. Se hizo en bicapa, se pintó la carrocería por un lado y las puertas, capó, maletero y tabica por otro. Con esto, ya empezamos a montar el interior y el cableado para el nuevo salpicadero, insonorizándolo con placas de caucho autoadhesivas, se montó tapizado de techo y moqueta roja en el suelo. Luego de montaron las puertas, capó, maletero y todas las gomas de estanqueidad. Ya se veían los resultados del tremendo trabajo realizado y, por fin, en agosto de 2019 se pasó la ITV sin ninguna pega y hasta día de hoy.

Lo estamos disfrutando como niños, cada vez que lo conducimos nos saca una sonrisa. Como buen aficionado a las restauraciones, siempre quedan cosas por hacer, así que lo siguiente será cambiar su motor original por uno Alpine”.

Alfredo Ñíguez