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Restauración Ómnibus Chevrolet de 1938

02 Diciembre 2015 // Restauraciones

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El primer autobús que restauramos en nuestro taller, sería el que condujo mi padre en la década de los 50. Se trataba de un ómnibus de 1947 de gasolina, marca Chevrolet, que cubría la ruta Chiclana de Segura - Villacarrillo.  Siendo como yo era un niño, aquel ómnibus parecía casi mágico. Aún recuerdo ayudar a mi padre a limpiarlo, con un cepillo que no mediría más de un palmo. Han pasado los años, y aquellos ratos con mi padre son los que han dado lugar a que mi profesión hoy no sea otra que la de restaurador. Resultaba casi natural rastrear la pista de aquel Chevrolet, aquel que condujo mi padre, para “devolverlo a la vida”.

Desde que restauráramos aquel ómnibus, nos hemos embarcado en la restauración de otros autobuses, como un Autobus Leyland Comet de 1953, una viajera Chevrolet de 1929, un Hispano Suiza T 69, un ómnibus Chevrolet de 1937, dos Ford A Subburban, etc.

El último de nuestros proyectos, en lo que autobuses y/o ómnibus se refiere, es el Ómnibus marca Chevrolet, del año 1938. Con un motor de gasolina, seis cilindros en línea, 90 HP (caballos de potencia), cilindrada de 3500 cm3 y válvulas en cabeza, este vehículo tiene un cambio de cuatro velocidades y marcha atrás, frenos de tambor hidráulicos a las cuatro ruedas y ruedas gemelas en la parte trasera. Originariamente, estaba destinado a transportar más de veinte viajeros. Sin embargo, hoy en día, y por cuestiones de reglamento, solo pueden viajar en él un máximo de siete personas.

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Decidir si restaurar o no un vehículo es un proceso delicado, mucho más en el caso de un autobús. Como primer paso a la hora de acometer la restauración de este Chevrolet del 38, y según nuestra experiencia, era primordial comenzar revisando a conciencia y por completo cada una de las piezas que componen el ómnibus. Resulta necesario evaluar minuciosamente el estado de las piezas y determinar cuáles de ellas están ausentes, a fin de poder determinar la dificultad de la restauración, estimar el coste económico o el tiempo necesario para la misma.

El siguiente paso fue el chorro de arena en lo que quedaba de chapa y, para evitar una oxidación prematura no deseada, se optó por someterlo a un proceso de fosfatación. Aprovechando que tuvimos que hacer nueva prácticamente toda la chapa, nos decidimos por usar aluminio. Así se aligeraba el peso total del vehículo, con lo que puede conducirse con un carnet tipo B. En cuanto a la mecánica, nos encontramos que en general todo estaba en bastante mal estado, fruto del uso y del paso de los años: el motor, la caja de cambios, frenos, el grupo, el chasis, el radiador… Se sustituyeron pistones, camisas, válvulas, segmentos, el árbol de levas, bombas de frenos y de gasolina, alternador, etc. También reemplazamos neumáticos, cámaras, molduras de ventanas, cristales…

Puesto que la instalación eléctrica también la hicimos nueva, decidimos instalar un aparato de radio con frecuencia modulada y reproductor mp3, un lujo fuera de época que hará las delicias de los viajeros modernos. Para los trabajos de carpintería, fue necesario partir de cero; usamos madera de haya por sus características, que después se lijó y se trató hasta conseguir el aspecto deseado.

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Era el turno pues de la tapicería. Puesto que dentro del taller contamos con un departamento de tapicería, optamos también por hacerla nueva. El material que empleamos es el mismo en todo el interior: techo, laterales, asientos, etc. El suelo está hecho en un vinilo especial de color azul, y que, junto con las cortinas, va a juego con la pintura del vehículo.

Nos faltaba trabajar en la carrocería. En este sentido, nos permitimos una pequeña licencia en los guardabarros delanteros, para darle un punto más de estilo, siguiendo las líneas de otro vehículo, el llamado Isobloc, carrozado por un famoso carrocero francés, Joseph Besset.

Una vez el autobús estuvo listo, nos quedaba un pequeño, gran detalle: documentarlo como vehículo histórico. Documentarlo de esta manera, supone una serie de ventajas, como una mayor periodicidad en las Inspecciones Técnicas (ITV), pudiendo llegar a los cinco años; el mantenimiento de las características particulares del vehículo en cuanto a humos, ruidos, intermitentes, cinturones de seguridad…; o unos precios más competitivos en relación a las pólizas de seguros.

Sin duda, un proceso de restauración laborioso. Te invitamos a que conozcas de primera mano nuestro Ómnibus Chevrolet de 1938, junto con muchos otros de nuestros trabajos. Nuestro taller se encuentra ubicado en La Carolina, provincia de Jaén, una de las primeras localidades pasado Despeñaperros. Nos encontrarás en la ctra. de Madrid-Cádiz Km. 267,6A, y también en www.cars1247.es.

Os dejamos, más abajo, con una extensa galería de imágenes de todo el porceso de la restauración.

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