Clásicos Baixo Miño va por la 20 Reunión de clásicos
2 junio, Pontevedra
Cuenta la leyenda que cuando Dios creó el Mundo, se puso a descansar sentado sobre la Tierra y apoyado en su mano izquierda, comenzó a repartir cosas bonitas en distintos lugares del Planeta. Y Dios se puso a pensar, mesando con la mano derecha su luenga barba: “¿Dónde he de poner algo bello que me queda en la buchaca? Pues, nada, que se quede aquí entre mis dedos”. Y así es como surge la belleza de la mano de Dios que conforma el río Miño y las Rías Gallegas.
Clásicos Baixo Miño va por la 20ª Reunión de clásicos y en todas ellas se ha marcado 2 objetivos: 1, dar la oportunidad a los amantes de vehículos históricos para que los puedan exhibir como patrimonio automovilístico; 2, conocer y disfrutar de los encantos, tanto paisajísticos como culinarios, del Baixo Miño (alto Miño, para los portugueses) y la paradisíaca costa atlántica.
Las concentraciones de Baixo Miño ya se han convertido en referente; ahí acuden amigos de toda Galicia y Portugal. Casi una centena de clásicos se reunieron el pasado 2 de junio en la Plaza do Seixo para luego hacer una ruta de 50 km desde Tomiño hasta A Guarda y Baiona, parando a tomar un tentempié a orillas del Tamuxe, al lado del río Miño y enfrente la resolada villa de Caminha portuguesa. La carretera de la costa, con velocidad limitada (no tanto por su tráfico de ciclistas y turistas, cuanto para poder disfrutar del rompiente mar en la escarpada costa de Oia y cabo Silleiro) nos conduce al impresionante marco del Parador Conde de Gondomar de Baiona, don hemos podido disfrutar de un menú propio de la casa en los salones medievales y como aroma de fondo la mezcla entre olor a pino y a mar de las Cíes y playa América.
Texto y fotos: Pepe Gude