La Sección Porsche del Classic cerró el curso en la Costa Brava
En esta ocasión, se aprovechó el otoño para bordear el Montseny por la vertiente norte, Viladrau y Coll de Ravell, en dirección a la Costa Brava, pasando por Arbúcies, Hostalric y hasta Maçanet de la Selva, donde se hizo el reagrupamiento. El destino final, el Jardín Botánico de Cap Roig.
Comenzamos con niebla, pero al levantarse pudimos disfrutar de los maravillosos colores del otoño, los rojos y amarillos de los árboles caducos en contraste con el verde oscuro de los pinos y abetos. La comitiva llegó a puerto desde Llagostera, dando la vuelta por Romanyà de la Selva, Calonge y La Bisbal, hasta Calella de Palafrugell, a pasear por el precioso Jardín Botánico de Cap Roig.
Cap Roig es un buen ejemplo de lo que debía ser la costa de Girona el primer tercio del siglo XX. Una mayoría de población humilde que vive del mar, pescadores, y al tiempo un paraíso natural para los privilegiados que lo descubrieron, en muchos casos familias de la burguesía industrial catalana o inmigrantes adinerados, como era el caso del matrimonio creador del jardín de Cap Roig en 1927: un coronel zarista y su esposa inglesa, dos aristócratas cultos y refinados. Eligieron sobre del mar un emplazamiento espectacular y se construyen un castillo de un gusto discutible pero rodeado de un jardín con una prodigiosa colección vegetal portada de todos lados. Por suerte, la pareja lo legó con la condición de que fuera bien conservado. Y así es ahora.
Tras la visita, fuimos a ir a Llofriu, a comer a un restaurante conocido por la gente del Clàssic, La Sala Gran, una masía grande, muy bonita y bien adaptada para la restauración.
Todo fluyó con agradable normalidad, salvo algún pequeño problema mecánico, precisamente en vehículos de los considerados como más nuevos. Fue un buen final de temporada. Y más cuando ya tenemos diseñada para enero la salida número 40.
Texto: Granera Fotos: Agustín Magnet