Inicios de Opel: de Darracq a Motorwagen
La producción automovilística, tal como la conocemos actualmente, estaba todavía por inventar y el Patent-Motorwagen construido bajo licencia Lutzmann había permitido a la marca debutar en la producción de automóviles y convencer a los hermanos Opel de las virtudes de esta rama de negocio. El creciente número de vehículos en circulación era otra razón de peso para dedicarse a fabricarlos: en 1900 ya circulaban en todo el mundo 12.000 automóviles, 8.500 de ellos en Europa. En la primavera de 1901, los hermanos Carl, Wilhelm y Fritz Opel viajaron al Salón del Automóvil de París para observar en directo los productos de la competencia y se dieron cuenta en seguida de que el Patent-Motorwagen debía evolucionar técnicamente para ponerse a la altura de los rivales. Hasta finales de 1901 fabricaron todavía algunos ejemplares más hasta alcanzar 65 unidades producidas en Rüsselsheim en la "era Lutzmann".
1899 Opel System Lutzmann
Inicio con Alexandre Darracq
Los hermanos Opel aprovecharon su estancia en París para establecer nuevos contactos. Finalmente, llegaron a un acuerdo con Alexandre Darracq, otro de los pioneros del automóvil conocido por sus colaboraciones internacionales, que no se hizo de rogar para entrar en el mercado alemán de la mano de Opel. El contrato establecía que Opel se convertiría en el único representante de la marca en los mercados de Alemania y el Imperio Austrohúngaro, y que Opel podría montar carrocerías propias sobre los chasis Darracq importados de Francia. La fama de Darracq en el ámbito de las carreras -sus coches habían ganado importantes competiciones en Francia- era un aliciente más para la firma del contrato.
1902 Opel-Darracq 9 hp
Cuando en diciembre de 1901, el representante de Darracq llegó con el primer coche a Rüsselsheim, sorteando nieve y hielo, los hermanos Opel se convencieron de que Darracq les llevaría por la senda del éxito. Con la posterior llegada de chasis y vehículos completos, los hermanos Opel dispusieron finalmente del material adecuado para hacerse un nombre en el emergente mercado automovilístico alemán. Se dieron cuenta, además, de que uno de los problemas que podría impedir un rápido desarrollo del negocio era la compleja y laboriosa construcción de las carrocerías, realizadas todavía a mano y en madera. Por este motivo, decidieron importar chasis sin carrozar. Sobre uno de ellos, dotado de un motor de 4 cilindros y 1.100 cc que desarrollaba 8 CV, montaron una carrocería de 4 plazas de diseño propio. Este modelo, vendido por menos de 5.000 marcos, incrementó el volumen de producción de la Opel-Darracq. Mientras se montaban los primeros Opel-Darracq, Fritz y Wilhelm Opel buscaban desarrollar un automóvil propio recurriendo a sus conocimientos de tecnología. Con este objetivo, desmontaron hasta el último tornillo de un Darracq 9 HP y lo estudiaron a fondo con sus técnicos. El primer Opel estaba a punto de llegar.
1903 12 hp Racer
El primer Opel-Motorwagen
Una vez sustituidas o modificadas las piezas en las que era posible y necesario intervenir, se presentó el primer verdadero Opel-Motorwagen. Paralelamente se construyó incluso un nuevo motor bicilíndrico de 1.885 cc y 12 CV a 1.200 rpm que disponía de la tecnología más avanzada del momento: árbol de levas movido por engranajes, radiador de nido de abeja con ventilador, bomba de aceite automática y puesta en marcha por batería. El Opel 10/12 HP tenía, sobre todo, un chasis muy bajo, con la intención de diferenciarlo estéticamente de los vehículos precedentes, muy similares todavía a las carrozas de caballos.
1906 25-30 hp
Este modelo se presentó por primera vez en el Salón del Automóvil de Hamburgo en 1902 y se vendió durante años a un precio de 6.000 marcos bajo la denominación Opel-Motorwagen 10/12 HP. Solo 10 meses más tarde, Opel sorprendió al presentar su primer motor de 4 cil. Realizado uniendo 2 motores de 2 cil, tenía, como novedad más significativa, la situación de las válvulas en los laterales de los cilindros: de este modo, bastaba con un único árbol de levas para hacer funcionar todo el mecanismo de las válvulas. Una bomba de aceite movida por el motor se ocupaba de proporcionar lubricante en función de la velocidad. La cilindrada derivaba, lógicamente, de la del 2 cilindros original: con un diámetro de 100 mm y una carrera de 120 mm, era de exactamente 3.770 cc. El Opel-Motorwagen 20 HP System Darracq no solo ofrecía prestaciones elevadas, sino un mejor comportamiento en carretera gracias a su chasis con un centro de gravedad más bajo. Los frenos eran de fricción y actuaban sobre las ruedas traseras.
10-18 hp 1908
Fin de la relación con Darracq
En Rüsselsheim se trabajaba activamente en el estudio de modelos propios que permitieran liberarse de la dependencia que imponía la licencia Darracq. Se redujo el número de modelos con motores de 1 y 2 cilindros y, a partir de 1904, la marca se concentró en los de 4 cilindros, los más apreciados por los clientes, entre otras cosas porque era cada vez más evidente que quien podía permitirse un automóvil, prefería modelos de más rendimiento. Por este motivo, se pensó en desarrollar un nuevo modelo de lujo, el Opel Motorwagen 30/32 HP System Darracq, lanzado en verano de 1904 con un precio de 17.000 marcos. La tarifa era muy elevada pero el coche lo valía: motor de 4 cilindros de 4.700 cc y 30 CV, encendido doble y frenos de tambor en las ruedas traseras. Sobre esta base se desarrolló un modelo más pequeño, con un motor, siempre de 4 cilindros, pero de 3.100 c.c. de cilindrada y 18 CV.
Cuando en Rüsselsheim se dieron cuenta de que el modelo de lujo se vendía mejor que el resto, completaron la gama en 1905 con el 35/40 HP de 6.800 c.c. y, el año siguiente, con el 45/50 HP de 8 litros que no costaba menos de 22.000 marcos. Estos grandes modelos de 4 cilindros fueron, asimismo, los primeros coches de serie dotados de un cambio de cuatro marchas.
Al mismo tiempo, los hermanos Opel empezaron a pensar en separarse de Darracq. En 1905 la licencia de producción y representación se renovó por 5 años más, pero, ya en el invierno de 1906 la propia Opel interrumpió la colaboración. Existía la convicción de que la tecnología propia era ya suficientemente madura como para poder prescindir del socio francés. Y por lo que respecta a la reputación, Opel la había asegurado con la calidad, una garantía muy adecuada y, sobre todo, dando a conocer la marca a través de grandes triunfos deportivos.