Los Pegaso de la serie Z: Un anticipo
Los Pegaso de la serie Z que fabricaba ENASA, trajeron consigo una copiosa carta de productos, a saber: Z 102 (se trata de “la joya de la corona”; “el caballo alado más deportivo, activo y veloz”, tal cual rezaba su slogan), al que seguiría un dilatado muestrario de vehículos deportivos -como el icono Z 102 y sus versiones-, autobuses, autocares, y camiones de las más diversas gamas que conformaban tal elenco. Constituyen los primeros modelos comercializados entre 1948 y 1960. Luego llegarían la gama 5000 y más adelante la 6000, y posteriormente la 3000 y 7000. Sin más preámbulos, la carta de productos Z la constituye la siguiente relación: Z102, ya indicado; Z103; Z104; Z105; Z201; Z202; Z203; Z207; Z401; Z403; Z404; Z408; Z410; Z501; Z601; Z701; y Z703.
Ante tanta variedad de modelos, se han elegido para esta ocasión solamente 3, en la gama de autobuses, el Z 401, el Z 404 y el Z 408, al tratarse de modelos muy emblemáticos y muy cercanos en la propia historia de la marca española Pegaso, y que adoptaron la mítica carrocería SEIDA, modelo “Metalbloc” (acrónimo que corresponde a la Sociedad Española de Importación y Distribución de Automóviles), de tan buenos resultados. Junto a la puerta delantera, abajo a la derecha, llevaba la chapita icono correspondiente al producto.
El Pegaso Diesel Z 401 (1949) sería un autocar y autobús urbano, de nueva creación, precioso y preciso, descendiente del Hispano Suiza, de líneas artísticas y por ende preciosas, de 125 CV, de 39 plazas el autocar, con radiador doblemente de rejilla, o parrilla de dos mitades, unos artísticos pilotos que heredaron los siguientes de la serie Z, y una moldura/friso en bloque en la parte de detrás (a la altura de la puerta del maletero), que albergaba las luces traseras y la matrícula, y que con el tiempo la marca abandonó. También disponía el Z 401 de un friso lateral, a ambos lados del vehículo, de una estética perfecta. Dotado de “chasis de camión” adoptado tanto en autobús como en autocar, eran prácticamente idénticos para el servicio urbano y discrecional, con un cambio de marchas 4 x 2, muy poco adecuado, nada ágil, por cierto, para el servicio urbano, como lo fueron los demás referidos seguidamente (el Z 404 y el Z 408), al llevar dos palancas de cambio, la de marchas verticales en el suelo, y las cortas y largas en el mástil o columna (horizontal) del volante. En cuanto al diseño y belleza de las carrocerías SEIDA, de los 3 modelos que aquí se citan (utilizadas desde 1954 en el Z 401), fueron de sobresaliente, y con mención de honor si nos paramos en la cantidad de detalles que los enriquecían.
En 1956 nace el Pegaso Z 404, vehículo con mejores prestaciones y diseño de exquisito gusto, de 5 plazas más que el anterior modelo en versión autocar (44 plazas) y 140 CV, y mejorada carrocería artísticamente, de la misma firma SEIDA Metalbloc.
Llamaba poderosamente la atención la parrilla del Pegaso Z 404 con la mítica cruz de Pegaso, de grandes proporciones, que venía a presidir la delantera del vehículo, reinando su instalación en el espacio destinado al radiador, que resultaba de lo más bello, a la vista del observador, de este modelo emblemático de la marca del caballo alado. En el habitáculo llevaba una saliente plataforma interior, en la puerta trasera, que salvaba el hueco dejado en el suelo del escalón cuando se cerraba la puerta. En tan solo 3 años, Pegaso lanza otro modelo al mercado, también de la serie Z, y también en las mismas dos versiones (autobús y autocar; el semiurbano aún no se utilizaba casi nada). El nuevo modelo de sería el Pegaso Z 408, de 165 CV. En su parte derecha, los autobuses de viajeros, a mitad de carrocería, le salían de la baca unos peldaños para resbalar los equipajes en las descargas. Seguían dominando los carrozados por SEIDA, aunque sería un modelo en el que anduvieron detrás muchos carroceros más, que conformaban un variopinto abanico de calidades, que motivaron que algunas unidades anticiparan su destino a la chatarra, y podría poner de ejemplo algunas visitas por quien narra, a un desguace donde tenía conocimiento que había vehículos de tan solo 6 años de vida útil, que se habían apartado ya del servicio por sus malos carrozados fundamentalmente. No puede decirse que en aquella ocasión las visitas al desguace fueran un disfrute, debido a la cantidad de vehículos emblemáticos que allí había, ya fuera de servicio, abandonados, algunos incompletos, y que la edad permite recordar sus nacimientos al mercado y, por ende, sus glorias.
Estos vehículos de la serie Z, de Pegaso, pronto darían paso a los de cambio eléctrico, “Wilson”, que fabricaba FEMSA (Fábrica Española Magnetos, S.A., y no de Magnetos, como se solía decir), con calidades generales en mecánica y otras prestaciones; pero eso ya es otra historia...
Francisco Glez. Del Piñal