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ORÍGENES DE LA EMPRESA DÍAZ-QUIRÓS

10 Agosto 2017 // Historia

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“La empresa prestó servicio durante varias décadas desde Sevilla a varias localidades con líneas semiurbanas, interurbanas y periféricas”

“El comprador medio de hoy ya no busca un clásico de los años 30, porque eso no lo vivió, y en los gustos por los coches antiguos juega mucho la nostalgia”. Esta frase, desde luego de lujo, se la confesó Juan Bolart, no sin razón, a Cristo García en una conversación mantenida tras la última edición de Autoretro Barcelona (REFLEXIONES “SANEADAS”).

Nunca se pierden las ganas, el apego es muy fuerte. Le ha costado mucho trabajo a este narrador escribir este artículo, debido a la cadena de inconvenientes hallados en el camino. La empresa Díaz-Quirós, S. L., de feliz recuerdo en el tiempo, desapareció hace pocos años; careciéndose de buena parte de las fotografías de los vehículos históricos de la empresa debido a un robo en sus instalaciones. Por otra parte, el personal en activo de la misma, hace medio siglo, ha ido desapareciendo por razones naturales… No lo ha tenido fácil, pues, quien narra. Tenía posibilidades reales y efectivas de hablar de otras empresas del sector, cuyos archivos han puesto a mi disposición para futuras oportunidades. Una de ellas me entregaba su archivo histórico y un despacho de trabajo, en sus instalaciones, si así lo deseaba. Pero el autor quería hablar precisamente de ésta porque la ha vivido desde su refundación en 1954, remitiéndose así al encabezamiento citado con la frase de Bolart; pero obviamente ello no lo es todo, porque esta empresa tuvo los modelos más emblemáticos que fabricó ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones, S. A.) correspondientes a su emblemática marca Pegaso: Z 202, Pegaso I (“Mofletes”); Z 401; Z 404; Z 408; 5020; 5022; 5023; 5051; 5061, Comet… Prestaba servicio regular desde Sevilla a las localidades de Aznalcóllar, Gerena y Guillena, como líneas interurbanas, y años más tarde, cuando desapareció el tranvía, a Camas, como línea semiurbana o periférica.

En la capital el servicio lo ofrecía desde la Estación Municipal de Autobuses, del Prado de San Sebastián, instalada administrativamente en las dependencias que albergaban la ventanilla n.º 11. De allí partían y entraban los vehículos a sus respectivos servicios, hasta principios de 1960 en que se crea la estación de calle Arjona, 2, 4 y 6, más pequeña que la anterior, y con menos prestaciones, para dar servicio, a través de diferentes empresas, a la comarca sevillana del Aljarafe, dejando de existir en 1992 al acoger tales servicios la nueva Estación de Autobuses Plaza de Armas, construida con motivo de la Exposición Universal de 1992. Los inicios de la empresa sería con diversos vehículos, de diversas procedencias; entre ellos un Hispano Suiza, así como el SE-11531, el SE-17xxx, otro matrícula de Orense (OR) y un Saurer, que había sido adquirido a la compañía Tranvías de Sevilla, S. A., que había tenido varios modelos de esta marca, matriculado en 1940 (SE-19047); que llegó a ser muy popular debido a su peculiar claxon (de chicharra), pero que era durísimo de conducir, debido a su enorme motor fuera, pesada palanca de cambios y volante desproporcionados, y la dureza en los cambios de marcha; dándose el caso de tener que reforzar el espaldar del asiento del conductor con un armazón de hierro macizo, debido al enorme esfuerzo que había que hacer en tales cambios, que llegaban a romper el espaldar. La empresa, por entonces, tenía autocares (con el tiempo llegarían los autobuses semiurbanos) y camiones de carga, que suministraban las mercancías a las localidades donde prestaban servicio de viajeros. En 1953 adquieren un camión, matricula SE-20972, que, durante su vida útil, tuvo el privilegio de estrenar uno de los primeros motores que fabricaron los primitivos talleres de Eduardo Barreiros. En 1954, año de la refundación y/o consolidación de la empresa, adquiere la misma 3 vehículos, entre los más emblemáticos de la época: un camión de carga Pegaso, el Z 202 o Pegaso I, popularmente conocido como “Mofletes”, matrícula SE-22121, con servicio diario de mercancías a Aznalcóllar. Simultáneamente ya había adquirido uno de los dos autobuses de viajeros, o autocares, el recordado Pegaso Z 401, de 125 CV, matrícula SE-21653; llegando poquísimo tiempo después, junto al “Mofletes”, el SE-22123. Estos vehículos, carrozados espléndidamente por SEIDA, modelo “Metalbloc” (acrónimo que corresponde a la Sociedad Española de Importación y Distribución de Automóviles), carrocerías extraordinariamente resistentes, por otra parte, y que la Empresa Nacional de Autocamiones, S. A. -ENASA-, que pertenecía al INI -Instituto Nacional de Industria- fabricante de la marca Pegaso -como se citó-, eligió para los carrozados de sus vehículos, y que llevaban insertadas en la parte baja derecha, junto a la puerta delantera, la chapita correspondiente al producto. Con 5 añitos de edad recuerda perfectamente quien narra (es natural de Aznalcóllar y vivió todo esto de primera mano) la llegada de estos dos atractivos autocares nuevos, preciosos, precisos, ambos de 39 plazas, uno era verde (SE-22123, con servicio Aznalcóllar-Sevilla) y otro rojo (SE-21653, con servicio a Guillena). Ambos vehículos constituyeron todo un acontecimiento en su presentación al pueblo de Gerena, localidad donde radicaba administrativamente la empresa Díaz-Quirós, S. L.; pasando sus habitantes, de uno en uno, al interior del vehículo, accediendo por la puerta delantera y saliendo por la trasera. Con el tiempo, la empresa eligió uniformemente el color azul para su parque de vehículos, con el techo plateado. Tanto el color anterior como el actual hacían de los coches unas líneas preciosas, con radiador doblemente de rejilla, o rejilla/parrilla de dos mitades (este modelo, curiosamente, no utilizaría la típica cruz de Pegaso), unos artísticos pilotos delanteros de bellísimo diseño, y una moldura-friso en bloque en la parte de atrás (a la altura de la puerta del maletero), preciosa, que albergaba las luces traseras y la matrícula, y que con el tiempo la marca abandonó. También disponía de un friso lateral, a ambos lados del vehículo, de una estética perfecta. El SE-22123, en una profunda reparación sufrida, con discreta remodelación, perdería el bloque-moldura-friso trasero, así como el friso lateral, lo cual constituye una prueba de mal gusto incomprensible. Una noche, cubriendo el servicio de Sevilla a Aznalcóllar, a eso de las 20,30 horas, a unos 8 kilómetros pasado Sanlúcar la Mayor, este autocar sufrió rotura de dirección, por lo que los viajeros tuvieron que esperar, a la intemperie, que pasara el camión de carga, de la misma empresa, donde fueron transportados a duras penas a la localidad.

En 1956, un nuevo Pegaso es adquirido por Díaz-Quirós, vehículo con mejores prestaciones y diseño de exquisito gusto, 140 CV, 44 plazas, carrozado por SEIDA “Metalbloc”, y una bellísima y mayúscula cruz en el radiador. Sería el modelo Z 404. Llevaba una saliente plataforma interior, en la puerta trasera, que salvaba el hueco dejado en el suelo, cuando se cerraba la puerta. En un accidente sufrido perdió la cruz delantera, que era lo más bello que tenía el vehículo, siendo sustituida por una rejilla de pésimo gusto. Y así, ya la empresa con el acertado color azul y plata adoptado para sus carrocerías (que eran los colores más comunes para todos los autobuses en España), alcanza el año 1959, en que es adquirido un nuevo modelo de Pegaso, el Z 408, de 165 CV, también con carrocería SEIDA “Metalbloc”, y que dio un resultado extraordinario. Su matrícula era SE-47510. En su parte izquierda, a mitad de carrocería, partían de la baca unos peldaños para resbalar los equipajes en las descargas.

Punto y aparte, y nunca mejor dicho, constituye la adquisición de dos vehículos, de matrículas consecutivas, raros, feos y atípicos, en 1961. Se trata de dos Barreiros (SE-53528 y SE-53529), el primero autocar y el segundo semiurbano, que los tenía destinados la empresa para los desavíos. Sendos tuvieron apodo, debido a sus extrañas características. El interurbano (SE-53528) era conocido como “El Pato” por su extraña carrocería, que parecía hecha de retazos. La luz trasera de los pilotos y marcha atrás era del mismo formato que la del Seat 1500, pareciendo la parte trasera de su carrocería la cola de un pato. No correría mejor suerte el semiurbano (SE-53529), aún menos favorecido que el anterior, conocido por “El Saltamontes”, y empleado en la línea de Camas-Sevilla. En 1963 es adquirido otro autobús urbano, para prestar servicio como semiurbano en la misma línea, con la misma y eficaz carrocería, fuerte y duradera, de SEIDA. Matrícula SE-67373, para la línea de Camas, se trata del duradero modelo Pegaso 5051. Otra adquisición en el mismo año sería ya un vehículo largo, caso del Pegaso SE-72287, para la pujante línea de Camas, aunque todavía con caja de cambios convencional. Llevaba el sobrenombre de “El Largo”, y, a partir de 1964, ya habría más “largos”, como el interurbano SE-82974 -deteniéndonos seguidamente-; así como los semiurbanos Pegaso, ya con cambio eléctrico “Wilson”, fabricados por FEMSA (Fábrica Española Magnetos), SE-5734-A , SE-8202-G, y SE-9944-K.

 En la primavera de 1964 es matriculado (SE-77478) el semiurbano, de asientos blandos, de 2 puertas (aunque todavía con caja de cambios convencional), Barreiros AEC, para la línea Camas-Sevilla, obviamente. Y es en octubre de 1964, cuando llega el primer autocar -ya anunciado- de cambio eléctrico “Wilson” (FEMSA), largo, y que sería coche estrella de la empresa durante muchos años. Se trata de un Pegaso, emblemático donde los haya, el modelo 5022 C, de 150 CV, 67 plazas y matrícula SE-82974. Cuenta José Dabrio Aguilera, conductor jubilado de la empresa, de 81 años (única fuente directa consultada por razones demográficas) que se encontraba en Madrid de viaje de novios, cuando lo llamaron directivos de la empresa para recogerlo y continuar viaje a Logroño, ciudad en la que la firma carrocera “Maiso” se la había fabricado. Dabrio conducía, hasta entonces, el SE-22123, en la línea Aznalcóllar-Sevilla, y como era el conductor asignado para este nuevo vehículo (dejaba el anterior por este, que es como permutar la noche por el día) accedió a trasladarse a Logroño para recoger el nuevo coche. La carrocería, entiende quien narra, era endeblita; el coche tenía un excesivo movimiento de laterales y techo, en particular en suelos adoquinados y carreteras secundarias, y sufrió un cambio de carrocería a mediados de su vida útil. Entre las curiosidades y anécdotas que le contó a este articulista el conductor Dabrio, a quien viene tratando de toda la vida por ser naturales de la misma población, se encuentra una que detalla las consecuencias de un reventón de una rueda trasera, en el que los asientos que iban encima de la rueda gemela accidentada se arrancaron de cuajo, dando los viajeros con la cabeza en el techo. En otra ocasión, debido a los excesos de carga que a veces tenía que soportar el techo de los vehículos de la época (se tiene constancia de subir a la baca dos gomas de las ruedas traseras de un tractor -las más grandes-), se daba la circunstancia de que el techo admitía más carga que el propio habitáculo-compartimento de los viajeros, por lo que cedía, debido al excesivo peso, con facilidad.

Con apenas 3 vehículos que referir, se va aproximando el final de esta narración histórica. En primer lugar aludiendo al año 1965 en que la empresa adquiere, en la modalidad de autocar, un Barreiros AEC, correspondiéndole la matrícula SE-86071. Al año siguiente es adquirido el segundo vehículo de cambio “Wilson” y primero como semiurbano. Se trata de un Pegaso, modelo 5020, con carrocería de aluminio y matrícula SE-111033. De 50 años atrás, solo queda por aludir a un Pegaso 5061, Comet, SE-122068, de 1967. Posteriormente llegarían ya otras unidades, de más avanzada tecnología y satisfacción como sería el Setra Seida, pero esto ya es otra historia…

 

FRANCISCO GLEZ. DEL PIÑAL JURADO.  Historiador y Académico

FOTOS:  Primitivo Librero / autor.

Un comentario

  • Buenas tardes, soy Rocío Méndez e hija de uno de los empleados que de la empresa Díaz Quiros, me ha encantado leerlo muchos recuerdos han vuelto a mí, conozco a Joselito Dabrio una gran persona. Si quiere más información y fotos estoy segura que mi padre José Miguel Méndez Bermúdez estaría encantado, muchas gracias.
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