Un Camión Mítico
“La perseverancia de Alfonso Chaves”
El año de gracia de 1929 sería muy significativo para Barcelona y Sevilla, debido a sus Exposiciones, que obliga a todas las Administraciones oficiales a esmerarse, ante esta especie de “puesta de largo” urbana, necesaria ante la llegada de tantos ciudadanos del mundo. Sevilla celebraría la denominada -finalmente- Exposición Iberoamericana, con cabida de los países hispanoamericanos, Brasil, Estados Unidos, Portugal y Marruecos. La ciudad, pues, tenía que renovarse y prepararse ante la avalancha de visitantes que llegaban. Entre tales menesteres se encontraba la ampliación y adaptación de su parque de vehículos oficiales de todo tipo, en consonancia con la tecnología de la época; por lo que adquiriría varias unidades para sus diferentes servicios.
A manera de ejemplo se alude a dos supervivientes adscritos al Parque de Bomberos sevillano (Servicio de Extinción de Incendios), un camión de baja cilindrada matrícula SE-13074 y un vehículo escala “Mercedes”, el nº 1 de la flota, matrícula SE-13191. Entre los vehículos adquiridos se encontraba un Ford “AA”, protagonista de nuestra narración de hoy, matrícula SE-13846, para mantenimiento de jardines, limpieza pública y retirada de enseres. Este vehículo de 1929 (igual que otros reseñados que están por llegar) sería rescatado y “resucitado” por el “mecenas de la automoción” Alfonso Chaves, que goza de una agradecida exposición de vehículos históricos, donde en sus visitas a este narrador se le pasa el tiempo volando. Por cierto, la misma también aguarda otro vehículo del vigésimo nono, el SE-13003, una berlina de la marca Grahaan Paige, revivido de la chatarra, pues estaba en un cortijo, se derrumbó la nave que lo “protegía” y le cayó encima el techo. Alfonso admirablemente reconstruyó el “fotingo”(*), pudiéndose contemplar su caché en adjuntas imágenes a este artículo.
Una vez clausurada la Exposición Iberoamericana, el Ford AA sería destinado a servicios municipales, terminando, con el nº 1, y adscrito al área municipal de “Aguas y Saneamiento” (lo que hoy es EMASESA, Empresa Municipal de Aguas y Saneamiento de Sevilla), hasta los años 60 del siglo XX, en que termina en un desguace cercano a la capital. Allí estuvo gozando del sueño eterno hasta 1984, año en que tuvo la suerte de ser descubierto y rescatado por Alfonso (mecánico, coleccionista, restaurador y filántropo), que sin papeles y “al peso” lo compró por 22.400 pesetas al chatarrero; aunque tuvo que darse varios paseos al Ayuntamiento para ponerlo al día, gestión larga y complicada, pero con final feliz. El vehículo presentaba un estado más que lamentable, masiva falta de piezas, las ruedas no eran las suyas originales, ni de su marca, ni los faros tampoco, por lo que en tareas de reconstrucción le fueron instaladas ópticas originales. Pero Alfonso es una persona con muchos contactos entre aficionados, y desde Norteamérica le enviaron apuntes y diversos datos del modelo y lo reconstruyó al más puro estilo original.
Manos a la obra, sin pausa, al revivido se le incorporan segmentos, distribución, escape, casquillos de cigüeñal, pistones y válvulas -asientos-. Fue puesta a punto la caja de cambios, suspensión trasera, frenos -de varilla-, el diferencial y las llantas genuinas, para lo cual le adquirió un carro a un gitano, que halló en la calzada, que le vendía el carro entero, no sólo las ruedas -que eran Ford, claro- . Chaves le colocó al carro unas ruedas viejas de un Land Rover y le vendió éste a un amigo para que llevara estiércol a una finca. Y es que hay que decir también que su “mono pringao” es la mejor indumentaria, con la que se siente plenamente feliz (no le gustan los bares, ni los restaurantes, ni la playa, ni ir de vacaciones… ¡todo por los coches!). A la postre, el camión Ford AA quedaría, tras 3 años restaurándolo, enriquecido y completado potencialmente. Vamos como “una perita en dulce”. Tanto sería así que, a partir de entonces, el vehículo participaría en diversas películas y marcadas solemnidades, como ambas Exposiciones celebradas en Sevilla, la de 1929 y la de 1992, donde participó también en la fiesta organizada por la marca “Ford”. Se trata de un superviviente nato, también, al aparecer en películas diversas, donde, por exigencias del guión, a los vehículos participantes, a veces, le cambiaban las matrículas, y el Ford de Chaves no sería menos. Argumentadas en la Guerra Civil apareció en 3 películas, una de ellas en Jerez de la Frontera, que trataba de la vida de Lola Flores; otra ambientada en la época de la guerra en Sevilla; y otra de la misma ambientación en Huelva, titulada “La voz dormida”, de Benito Zambrano. Participó en la inauguración de sendas Exposiciones sevillanas, la primera de carácter Internacional y la segunda Universal (Exposición del 29 y Expo 92). También se prestó para la publicidad, a través de un anuncio de la cerveza Cruzcampo. Un camión “todoterreno”. Por ello, su vida “colorista, artística y laboral” (ha recibido diversas manos de pintura, según circunstancias) alternando los colores rojo y verde.
Ahora, nuestro protagonista prometió dedicarse al mantenimiento de sus obras, dignas todas de conocer (en su exposición de vehículos históricos, donde el día que lo conocí permanecí 4 horas y media y, llegada la hora del cierre, no me quería ir), pero no lo cumple, porque no cesa el goteo de nuevos “fichajes”, que engrosan el patio final de una de sus naves, donde aguardan su turno en perfecta convivencia con restauraciones rutinarias, a manera de “sala de espera”.
Finalmente, y como no podía ser de otra forma, manifestarle al lector que me siento profundamente admirador de Alfonso Chaves, ensamblador sobre ruedas, por la lección de maestría y cariño que le ofrece a la automoción y a la sociedad motorizada.
(*) Fotingo: Se trata de una palabra que no la recoge el DRAE. En 1908 la Ford Motor Company, de los Estados Unidos de Norteamérica, sacó el mítico modelo “T”, dotado de 3 pedales, embrague, freno y acelerador. La publicidad de la época vendía el producto como “foot it and go”, es decir, pisar y arrancar. Cuando este modelo llegó a Cuba se hizo popular, y los autóctonos lo bautizaron como “fotingo”, castellanizándose así, de alguna manera, la frase inglesa “foot it and go”. El “neologismo” llegaría a las islas Canarias. Allí, y con mucho acento en Tenerife, “fotingo” es un coche de mucho uso, vehículo antiguo de Ford, coche pequeño… que dispone de multidefiniciones.
Francisco José González del Piñal Jurado
Historiador y Académico
Un comentario
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Yo tengo una camioneta Ford b 1932 que fue cortada al medio y la tengo restaurada